miércoles, 31 de agosto de 2011

No al lucro en la educación – ¿La mejor estrategia? (para no quedar entrampados)

En estos momentos se está discutiendo en el Senado el proyecto de ley que prohíbe a las instituciones de enseñanza lucrar con aportes públicos.  El camino se ve complicado.  Se trata de una discusión en la que uno de los emblemas del movimiento estudiantil tendrá que pasar por el colador de los legisladores.  Y me estoy preguntando si hay alguna estrategia alternativa para lograr los objetivos del movimiento con menos pasos intermedios.
Cuando gran parte de la ciudadanía deja de sentirse representada por los poderes del estado, sale a tomarse la calle.  Cuando uno sale a gritar a la calle, no hay espacio ni tiempo para planteos demasiado elaborados: grita su descontento con frases cortas y sencillas, para llamar la atención: ¡Me duele acá!
En este momento, nos duele la Educación.  Y creemos que los defectos de nuestro sistema provienen del hecho que el Estado asumió un papel subsidiario: dejar que los privados se hagan cargo, y ocuparse sólo de los mercados que no son interesantes para los privados.
Uno de los efectos desastrosos que acarrea esa pasividad del Estado frente a su obligación de educar al Soberano (como decía Sarmiento), es que las motivaciones que atraen a los privados a asumir la tarea de educar no son siempre dignas de aplauso.  Sabemos que hay colegios privados que tienen como fin último la educación de sus alumnos.  Pero también hay unos cuantos que tienen la enseñanza como medio para enriquecer a sus propietarios.
Y aquí salta la consigna “No al lucro” con fuerza, manifestando la indignación que produce el aprovechamiento privado de un sistema que no está produciendo ciudadanos mejor educados pero sí se las arregla para engrosar algunos bolsillos.
Lucratori
Pero temo que estemos poniendo demasiado entusiasmo en legislar para prohibir el lucro en la educación y con eso estemos distrayendo energías que estarían mejor empleadas en atacar la raíz del problema: La forma en que el Estado se ha desentendido de su tarea.
Tenemos que lograr que al menos la parte de escolaridad que consideramos obligatoria (hasta terminar la media) esté garantizada en forma gratuita, con acceso universal y sin discriminación.  Hay que poner toda la energía en esa discusión.  Si este tema queda resuelto, dejará de existir un mercado para que los inversores entren con fines de lucro.  Tratar de resolver el tema del lucro antes que el tema de fondo puede resultar, como estrategia, menos eficaz de lo que esperamos.  Poner todas las fichas en el derecho al acceso universal a la educación gratuita sería una forma más provechosa de emplear el tiempo en la reunión del sábado.

2 comentarios:

Christian dijo...

Si. Si bien la protesta usa consignas cortas, no se debe creer que el problema de la educación se resuelve prohibiendo el lucro... sería un simplismo... que ocultaria que hemos construido una sociedad individualista, competitiva, que abandona al débil, que valora al agresivo, etc... nos olvidamos de lo esencial... puf.

Marcelo dijo...

Exacto! Esa era la intención del texto. El lucro en la educación es uno de los síntomas, pero no la causa de nuestros males. Creo que en vez de poner el esfuerzo en la prohibición del lucro podemos ponerlo en crear un sistema en el que el lucro no va a tener cabida.