domingo, 25 de septiembre de 2011

¿Para qué estudiar?

 

Tratando de limpiar un poco el camino del diálogo, vamos analizando el discurso de las partes en conflicto para ver por qué camino conseguimos llegar a algunos acuerdos. 

La conversación se ve muy complicada porque las trincheras están muy definidas, y hay poco ánimo de escuchar.  Y nos vamos dando cuenta de que las diferencias son más profundas de lo que esperábamos cuando se empezó a hablar de instalar una mesa de diálogo.

Estamos en desacuerdo en temas tan básicos como ¿qué es la educación? ¿para qué estudiamos?

Si rescatamos del diccionario la palabra “vocación” en su sentido de “llamado”, reconocemos en su raíz la palabra “voz”.  Una voz que nos llama a desarrollar nuestro potencial.  Una voz que parte desde dentro, desde nuestras capacidades y gustos.  Hace coro con la voz de nuestro entorno, que nos habla de las necesidades, posibilidades y deseos de nuestra comunidad.

Cuando una persona dedica su vida a seguir su vocación, entra en un círculo virtuoso que produce grandes satisfacciones para sí y para todo el que tenga la fortuna de pasar cerca.  Y si la comunidad quiere disfrutar de los logros de sus integrantes, es lógico que los apoye en lo necesario para que puedan desarrollarse.

Pero hay otras voces.

Algunos ven la educación como un proceso que permite a una persona acceder a un título que lo habilite para conseguir un empleo mejor pagado.  Es una de las consecuencias de estudiar, sí, pero cuando la única voz que se escucha es el llamado del dinero… obtenemos un resultado muy diferente.

La persona que invierte todo su tiempo, dinero y esfuerzo en forjarse una posición socioeconómica, encontrará siempre que su retribución es insuficiente.  ¿Cuál es el monto exacto que puede compensar la entrega de todo nuestro potencial, de nuestra humanidad entera consagrada a una disciplina que sólo nos da dinero a cambio?

Y esa misma persona, luego de haber sacrificado su vida de esa manera ¿cómo será capaz de aceptar que otros puedan estudiar sin tener que pagar el mismo precio? ¿cómo podrá ver la educación como algo distinto de un “bien de consumo”?

Creo que estas preguntas son válidas para ambos lados de la mesa.  No son las únicas, pero son las primeras que se me ocurren hoy.  Si me ayudan con sus comentarios, podríamos elaborar un diccionario para tratar de que las negociaciones se hagan en el mismo idioma, fuera de las trincheras en las que hoy nos vamos encerrando.

5 comentarios:

Osvaldo dijo...

Marcelo... tu artículo pone de manifiesto la problemática actual no sólo de Chile, sino también el de la aldea global: el mundo entero.

Nos enfrentamos a dos visiones dicotómicas, que si bien son contrapuestas, ayudan a entnder el fenómeno.

No es casual que haya surgido en el mundo lo que se ha llamado los "indignados", que va más allá de lo partidista. La gente quiere más participación, más equidad, mejor educación, protección del medio ambiente, no más abusos... Pero está la otra visión que se niega a los cambios y desde su trinchera defienden el sistema, el modelo, que si bien ha generado progreso, también la mayoría siente que no es partícipe de todos los beneficios.

En el actual conflicto de la educación en Chile, es difícil saber cómo terminará, porque por un lado hay un sector que está fuertemente ideologizado en la forma de entender la educación, considerándola como un producto más, o un bien transable en el mercado; y por otro, creo que la mayoría, ve a la educación fuera de las reglas del mercado. Es decir, que la educación sea un bien social para las personas y no el medio para que sostenedores o empresarios lo usen para lucrar.

Los efectos del individualismo y un neoliberalismo extremo se han hecho sentir en Chile, en que los gestos generosos, de conjunto de una sociedad, no son valorados e incluso pasan a ser cosas de gente poco astuta.

Marcelo dijo...

Gracias, Osvaldo,
Me tiene preocupado que las discusiones se sigan centrando en las formas como si no tuviéramos un desacuerdo enorme de fondo.
Veremos si podemos aportar algo más desde estas páginas.
Nos seguimos leyendo!

Vinka Jackson dijo...

Lúcido, temperado, generoso en el ritmo en que nos permite compartir estas preguntas que igual aprietan hondo (sobre todo como padres, o madres, que ve a sus dos hijas iniciar vuelos, la mayor, "habilitada" como decías, y la ma´s chiquita apenas debiendo comenzar en un año sus doce años de educación escolar). agradezco esta reflexión constructiva y llena de luz y sentido. Nos leemos tb, Vinka

Unknown dijo...

Como voy en 3° Medio, siempre me preguntan que quiero estudiar. Y desde hace tiempo vengo respondiendo, Astronomia.

Muchas veces me han preguntado si tiene campo laboral, yo respondo que no me importa, si quisiera dinero, estudio ingeniería en mina y gano 5 millones.

Mi gran meta es hacer que toda la gente del mundo tenga la capacidad de generar su propia energía, proveniente del sol, de manera libre.

Marcelo dijo...

Hola, Pablo! Más allá del camino particular que elijas, lo que hace la diferencia son los motivos. Y es alentador saber que los tuyos están claros. Lo que nos complica y confunde en nuestro Chile actual es que vivimos sin red, sin la tranquilidad de que nuestros hijos puedan tener educación y salud a menos que nos dediquemos a ganar dinero. Y eso es lo que estamos cuestionando y tratando de cambiar. Un abrazo, y dedos cruzados por el futuro del movimiento!